En los últimos meses de la Guerra Civil española, un miliciano anónimo perdona la vida a un prófugo Sánchez Mazas, escritor e ideólogo falangista.
Un joven periodista topa por casualidad con una historia fascinante de la Guerra Civil española, y se propone reconstruirla. Cuando las tropas republicanas se retiran hacia la frontera francesa, camino del exilio, deciden fusilar a un grupo de presos franquistas, entre los que se encuentra Rafael Sánchez Mazas, fundador e ideólogo de Falange. En la confusión, Sánchez Mazas logra huir del fusilamiento colectivo, y logrará vivir emboscado hasta el final de la guerra, protegido por un grupo de campesinos de la región, aunque siempre recordará al miliciano de extraña mirada que, tras descubrirlo y encañonarlo, no lo delató. El narrador se propone desentrañar el secreto del enigmático Sánchez-Mazas, de su asombrosa aventura de guerra, pero sólo para acabar descubriendo, en un quiebro inesperado, que el significado de esta historia se encuentra donde menos podía esperarlo, «porque uno no encuentra lo que busca, sino lo que la realidad le entrega».
Edición recomendada
Nº de páginas: 216 págs.
Editorial: Tusquets
Lengua: Castellano
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
ISBN: 9788483835012
Año edicón: 2007
Plaza de edición: Barcelona
El autor
Javier Cercas nació en Ibahernando (Cáceres) en 1962. Doctorado en Filología Hispánica, trabajó durante dos años en la Universidad de Illinois y en la actualidad es profesor de literatura española en la universidad de Gerona y columnista de El País. Es autor de cinco novelas, El móvil (1987, luego 2003), El inquilino (1989), El vientre de la ballena (1997), Soldados de Salamina (2001) y La velocidad de la luz (2005) que, traducidas en más de veinte países, lo han consagrado como el autor español de mayor proyección de la literatura española reciente y uno de los novelistas europeos más destacados de la actualidad.
oldados de Salamina, aclamada internacionalmente como una de las grandes novelas de los últimos tiempos, convocó, en un éxito sin precedentes, el aplauso de los lectoress (Premio Qué Leer, Premio Crisol), los libreros (Premil Llibreter, Premio Librería Cálamo), los escritores (Premio Salambó) y los críticos (The Independent Foreign Fiction Prize en Reino Unido, Premio Grizane Cavour en Italia, Premio de la Crítica de Chile, Premi Ciutat de Barcelona, Premio Ciudad de Cartagena, Premio Extremadura). Escritores como Mario Vargas Llosa, J. M. Coetzee, Doris Lessing o Susan Sontag han escrito con entusiasmo sobre esta obra, que, al decir de George Steiner, "debería convertirse en un clásico". Su adaptación cinematográfica corrió a cargo de David Trueba.
La velocidad de la luz vino a revalidar el éxito de su obra precedente y, elegido libro del año por La Vanguardia y Qué Leer, ha merecido el premio Arzobisp0 Juan de San Clemente, el Cartelera Turia y el Athens Prize for Literature.
Javier Cercas también ha escrito tres libros de artículos, crónicas y ensayos: Una buena temporada (1998), Relatos reales (2000) y La verdad de Agamenón (2006).
Entrevista a Javier Cercas a propósito de la obra
Entrevista de César Güemer ·
La Jornada, 1 de Julio de 2003
el escritor javier cercas prende fuego a su Nobel, la marca de cigarrillos que fuma. Viene casi del aeropuerto, de Italia, estará en la ciudad de México un par de días, volará a Tijuana y de ahí de nuevo a Europa para cumplir con sus cada vez más numerosos compromisos. Para ser uno de los autores más leídos en España, con una decena de premios por Soldados de Salamina y con una obra traducida a 13 idiomas, se toma las cosas con absoluta calma: ''Si ya no publico más, no pasa nada, me lo agradecerán los árboles de la Amazonia".
Da una calada al cigarro, toma un trago de agua, se dispone a responder no sin antes preguntar sobre lo más reciente que ocurre en México, como la extradición de Sérpico, y sentencia sin dogmatismo: ''Todos llevamos un Cavallo dentro". Este miércoles a las 19 horas estará junto con Elena Poniatowska y Germán Dehesa en el Centro Cultural de España (Guatemala 18, Centro Histórico), a fin de presentar Soldados de Salamina.
Nacido en Cáceres en 1962, Cercas escribió Relatos reales, El inquilino y El vientre de la ballena antes de que Soldados de Salamina lo sacara de lleno de su vida de catedrático. Al pasado, sobre el que se ocupa en la ya célebre novela, es necesario pasarlo a examen. Explica: ''El proceso que ha seguido España es peculiar y el país no es muy consciente de ello. A la muerte de Franco lo que todo el mundo esperaba era una guerra. El desafío era pasar, sin ese conflicto, de la dictadura a la democracia. La transición consistió en un pacto mediante el cual no se pedían cuentas a nadie. De esa forma todos miraban hacia delante con la idea de ser europeos y construir en paz a la nación. Pero esto me parece muy mal porque era necesario hacer cuentas y determinar qué había sucedido. Sin embargo, el método funcionó aunque a un costo muy alto: el olvido. Mientras la población buscó a toda costa ser posmoderna nunca resolvió su pasado inmediato".
''Giorgio Manganelli decía escribir porque no sabía atarse las agujetas de los zapatos. Eso mismo me sucede: no soy arquitecto ni fotógrafo. Si no escribiera quizá habría sido un asesino en serie. Jamás pensé en el reconocimiento, nunca participé en un premio literario. Tener lectores es un hecho maravilloso, casi perfecto. Existe la presión, claro, ¿pero qué voy a hacer?''
el escritor javier cercas prende fuego a su Nobel, la marca de cigarrillos que fuma. Viene casi del aeropuerto, de Italia, estará en la ciudad de México un par de días, volará a Tijuana y de ahí de nuevo a Europa para cumplir con sus cada vez más numerosos compromisos. Para ser uno de los autores más leídos en España, con una decena de premios por Soldados de Salamina y con una obra traducida a 13 idiomas, se toma las cosas con absoluta calma: ''Si ya no publico más, no pasa nada, me lo agradecerán los árboles de la Amazonia".
Da una calada al cigarro, toma un trago de agua, se dispone a responder no sin antes preguntar sobre lo más reciente que ocurre en México, como la extradición de Sérpico, y sentencia sin dogmatismo: ''Todos llevamos un Cavallo dentro". Este miércoles a las 19 horas estará junto con Elena Poniatowska y Germán Dehesa en el Centro Cultural de España (Guatemala 18, Centro Histórico), a fin de presentar Soldados de Salamina.
Nacido en Cáceres en 1962, Cercas escribió Relatos reales, El inquilino y El vientre de la ballena antes de que Soldados de Salamina lo sacara de lleno de su vida de catedrático. Al pasado, sobre el que se ocupa en la ya célebre novela, es necesario pasarlo a examen. Explica: ''El proceso que ha seguido España es peculiar y el país no es muy consciente de ello. A la muerte de Franco lo que todo el mundo esperaba era una guerra. El desafío era pasar, sin ese conflicto, de la dictadura a la democracia. La transición consistió en un pacto mediante el cual no se pedían cuentas a nadie. De esa forma todos miraban hacia delante con la idea de ser europeos y construir en paz a la nación. Pero esto me parece muy mal porque era necesario hacer cuentas y determinar qué había sucedido. Sin embargo, el método funcionó aunque a un costo muy alto: el olvido. Mientras la población buscó a toda costa ser posmoderna nunca resolvió su pasado inmediato".
-En el caso de Soldados de Salamina ocurre lo
opuesto: el pasado actúa en el presente y prueba de ello es la cantidad de lectores que ha generado.
-Cuando apareció la novela me comentaron en la editorial que cuando
mucho iba a ser leída sólo por 5 mil personas, todas mayores de 60 años.
La realidad ha sido distinta y la sorpresa es que la novela es leída
sobre todo por los jóvenes. Me parece claro que hay un nuevo interés por
conocer lo que hemos sido. Hoy que ya no estamos hipotecados por lo que
sucedió antes podemos asumir que algunos de nuestros antepasados fueron
fascistas: es una dura realidad, pero no puede ignorarse como si no
hubiera existido. Si hablo de asimilar al pasado lo incluyo todo: ahí
está comprendido el hecho de que los republicanos cometieron
atrocidades, lo mismo que el Partido Comunista, y que hubo un descontrol
generalizado al inicio de la Guerra Civil. Eso no significa decir, como
señala la moda de la derecha, que todos eran iguales. En términos
históricos no hay duda de que hubo un golpe de Estado fascista contra un
régimen elegido democráticamente. Ahora bien, hace falta señalar que
tanto los llamados buenos como los llamados malos eran humanos. En la
novela busqué entender a un fascista, ponerme en su piel y saber por qué
actuó de cierta manera.
-Es una posición que costará lo suyo mantener.
-Es la posición de un escritor que busca entender y la mantendré
aunque en Alemania alguien me llamó revisionista. Para mí es una
obligación desentrañar por qué un país como Alemania, tan culto y
refinado, de repente se convirtió en un infierno colectivo. No basta con
decir que Hitler era un loco, sino que es indispensable entenderlo. Hay
que saber por qué una persona común y corriente como mi abuelo se hizo
fascista y por qué Hitler era la moda en su momento. Además, entenderlo
sin prejuicios para de verdad no repetirlo. Por eso no vale el olvido ni
la venda en los ojos. En Soldados de Salamina pretendí comprender y no
juzgar, busqué humanizar al monstruo, porque el malvado no es un
monstruo sino un hombre que un buen día comete una atrocidad.
-Parece que ésa es la condición humana.
-Desde luego, lo raro entre nosotros es la bondad. Si no hubiera
ciertas reglas, todos acabaríamos siendo Cavallos. Nadie lleva dentro un
San Francisco de Asís, nadie. Alguien logra parecérsele a partir de
esfuerzo, pero la naturaleza humana tiende al mal. Cuando era muy joven
leí una frase de Gide que decía: ''Con los buenos sentimientos no se
puede hacer buena literatura, lo interesante es el mal". Para mí eso es
como la Biblia y hoy entiendo que lo habitual en la vida cotidiana es el
mal; el bien es el milagro, lo misterioso y lo enigmático.er lectores es un hecho casi perfecto.
-Además de los viajes de promoción de la novela o de
su trato con los medios, ¿qué le cambió el buen recibimiento de
Soldados de Salamina?
-Me gustaría responder que nada, pero no es cierto, la realidad es
que muchas personas esperan mi próximo libro para cortarme
literariamente el cuello y algunos más para leerme. He trabajado toda mi
vida en la universidad, apenas tenía contacto con los círculos
literarios, conocía sólo a dos o tres escritores y escribía porque no
era capaz de hacer otra cosa. ''Giorgio Manganelli decía escribir porque no sabía atarse las agujetas de los zapatos. Eso mismo me sucede: no soy arquitecto ni fotógrafo. Si no escribiera quizá habría sido un asesino en serie. Jamás pensé en el reconocimiento, nunca participé en un premio literario. Tener lectores es un hecho maravilloso, casi perfecto. Existe la presión, claro, ¿pero qué voy a hacer?''
-¿Qué hace?
-Escribo igual que siempre, si decepciono a quienes esperan un libro
mío parecido a Soldados de Salamina, pues ni hablar. No voy a complacer a
todo el mundo. El deber conmigo mismo es escribir de manera distinta
siempre, porque de otra manera no hay progreso.